jueves, 1 de marzo de 2012

Garzón absuelto: Las víctimas del franquismo exigimos justicia / por Carlos Jiménez Villarejo

Manifiesto


La Sentencia del TS absolviendo al Juez Garzón es, sobre todo, un acto de justicia. Para restaurar su dignidad profesional, tan maltratada por dicho Tribunal, y para derrotar a las acusaciones fascistas. Pero no ha resuelto de forma  definitiva cual es  la viabilidad de las denuncias ante los Tribunales de las víctimas de los crímenes franquistas. 

La Sentencia parte de presupuestos conservadores y muy formalistas en la interpretación de las Leyes y Tratados Internacionales que favorecen a dichas víctimas. Bastan unas consideraciones.

En primer lugar, no contiene ninguna referencia a uno de los hechos criminales objeto de la investigación del Juez Garzón, los “niños perdidos”.Una muestra preocupante de la falta de objetividad en el análisis de los hechos objeto del Sumario 53/2008. 

Tampoco hace referencia a la cifra, al menos provisional, de desaparecidos que consta en los Autos, cual es la de 114.266 personas y sus restos. Es, sin duda, una forma de relativizar la gravedad delos hechos denunciados e investigados.

Mantiene esa equidistancia tan conservadora de no citar para nada la II República, como institución legítima destinataria del “golpe de Estado” de 1936. Y, paralelamente,referirse a los “dos bandos” durante la Guerra Civil o, lo que es peor, al “bando republicano”.

Y parte de un presupuesto falso sobre las pretensiones de los denunciantes ante la Audiencia Nacional en Diciembre de 2006. No pretendían, como sostiene la Sentencia, “juicios de la verdad”. No, en absoluto. Denunciaban hechos criminales, la detención y posterior desaparición de sus familiares, presumiblemente fallecidos. No era solo “el derecho a saber” o la “verdad histórica” sino, como decía una de las entidades denunciantes, “requerir a la Administración de Justicia para que asuma un papel activo en la localización de las fosas, exhumaciones…”. Es decir, que el Juez procediera, como se pretendió hacer, en aplicación de la Ley Procesal que le obliga a descubrir los delitos, haya o no autor conocido.

Los denunciantes deseaban que, por fin, los Jueces cumplieran con su deber de investigar los hechos denunciados.

El TS continúa rechazando, como ya lo hizo el Juez Varela, aplicar el Derecho Internacional Humanitario. No lo podemos aceptar. Porque genera abandono y la máxima indefensión de las víctimas, aún muy numerosas, de la dictadura.

Y que no se nos diga que la transición significó “el abandono pacífico del franquismo”, como pretende el TS, porque es completamente falso.

Pero, sobre todo, porque ya es hora de que el TS, sin más dilación, tutele y proteja los derechos de las víctimas de violaciones masivas de derechos humanos. Porque si no lo hiciera, estaría alineándose con el olvido y el silencio y la completa impunidad de la dictadura franquista.

1.204 fosas comunes extendidas por toda España exigen una clara e inequívoca respuesta. Y la respuesta solo puede estaren la reapertura del Sumario 53/2008 que abrió legalmente el Juez Garzón.

Es la única respuesta humanitaria y democrática que esperamos y exigimos

viernes, 3 de febrero de 2012

MANIFIESTO DE LOS CREADORES DE PALABRAS



Conocedores de la situación creada al ser encausado el juez Baltasar Garzón, en incesante búsqueda de la verdad, por sus investigaciones sobre los crímenes contra la humanidad de la dictadura franquista y otros delitos posteriores cometidos por tramas corruptas, manifestamos nuestro desacuerdo con las gravísimas sanciones solicitadas por sus acusadores.


Como creadores de palabras, no podemos aceptar en silencio el ensañamiento múltiple al que está siendo sometido en nuestro país, así como la imagen que se está proyectando al exterior con el enjuiciamiento de este juez ejemplar. Por ello, hacemos pública nuestra solidaridad con el magistrado y llamamos a la ciudadanía para que, al margen del respeto inherente a la imparcialidad deseable de la Justicia, repruebe, con su adhesión a este manifiesto, el acoso al que está siendo sometido.


La sociedad española en su conjunto merece nombrarse con el trabajo de este juez en su desvelamiento de la verdad y de la memoria, con la correspondiente reparación de las víctimas de la dictadura, resolviendo así, sin traumas pendientes, los retos difíciles a los que ha de enfrentarse.

Firmas hasta el momento: Juan Goytisolo, escritor; Basilio Martín-Patino, cineasta; José Luis Sampedro, economista y escritor; Olga Lucas, escritora; Antonio Gamoneda, poeta; Julia Uceda, poeta; Ana Rossetti, escritora; Dionisio Cañas, poeta; Fanny Rubio, catedrática y escritora; Elvira González-Fraga, escritora y presidenta de la Fundación Ernesto Sábato; Peter Wessell, músico y escritor; Marina Rossell, cantautora; Juan Oleza, catedrático y escritor; Juana Vázquez, catedrática y poeta; Manuel Penella, filósofo y escritor; Mercedes Rueda, escritora; Pilar Gómez-Bedate, escritora; Iñaki Ferreras, periodista y escritor; Julieta Pellicer, poeta y fotógrafa; Cristina García-Rosales, arquitecta y escritora; Bernabé López García, catedrático y escritor; Fernando Cabal, editor; Mara Chao, traductora; Alejandro Cherep, fotógrafo y editor; Gonzalo García-Rosales, profesor y arquitecto; Belen Reyes, poeta; Antonio Saura, productor de cine; Juan Manuel Molina Damiani, profesor, escritor y poeta; Carlos Rojas, catedrático y escritor; Manuel Rivas, escritor; José Ramón Ripoll, poeta; Manuel Rico, editor y poeta; Lola López Martín, investigadora; Clara Sanchis, actriz y escritora; Manuel Ruiz Amézcua, profesor, escritor y poeta; Ángeles Lario, profesora e historiadora; Fernando Delgado, periodista y escritor; Jesús Munárriz, traductor, editor y poeta; Ricardo Ugarte, escultor; Julia Otxoa, poeta y narradora; Mara Mugueta, arquitecta y escritora; Villo Argumánez, poeta; Ana Moreno Soriano, profesora; Felipe Alcaraz, escritor y poeta; Luis Segura Peñas, bibliotecario; Juan Manuel Montero de Lis, diseñador gráfico; Luis Angosto Vélez, escritor; Antonio Elorza, historiador; Julia Sanjuán, arqueóloga; Paco Ibáñez, artista; Ian Gibson, hispanista; Marina Espada, arquitecta; Juan Parrilla Canales, profesor; Tito Muñoz, poeta; Luis Angosto Vélez, escritor; Paula Arenas, periodista y escritora; Eduardo Manzano, investigador; Carmen Linares, cantaora; Germán Sánchez Espeso, escritor; Beatriz Raposo, filóloga; Federico del Barrio, dibujante y escritor; Mar Echenique, psicóloga y escritora; Ángel Petisme, cantante y poeta; Jorge Urrutia, poeta; Juan Carlos Mestre, poeta; Antonio Marín Albate, poeta; Carolina Pellicer, escultora; Miguel Ríos, cantante; Julio Rodríguez Puértolas, catedrático y escritor; Martha Asunción Alonso, profesora y poeta; Alejandra Diaz-Ortiz; escritora; Raquel Arias Careága, escritora; Rosa Salgado, periodista; Beatriz Berzosa, economista; Guadalupe Grande, poeta; Joaquín Ibáñez Montoya, profesor universitario; Maryam Álvarez- Builla, arquitecta y profesora; Luis Cercós, arquitecto técnico y emigrante en Argentina; Carlos París, catedrático emérito y presidente del Ateneo de Madrid; Federico Mayor Zaragoza, profesor, científico y director de la Fundación Cultura de Paz; Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago; José Manuel Caballero Bonald, poeta; Luis Dicenta, Embajador y Secretario General de Unión Latina; Luis Eduardo Aute, artista.



Otras adhesiones con DNI: Paula Nogales, filóloga, escritora y poeta; Mariano Anós, actor y director teatral; Semilonika Tomic, directora de teatro; Trinidad Dreiro Bronte, periodista; Ramón López Facal, profesor; Ana Vidal, perodista y poeta; Javier Casado, editor; Jordi Domenech, investigador; Manu Mediavilla, periodista; Jaume Romagosa Rocamora, diseñador textil; Alfredo Plank, pintor y dibujante; Manuel Neila, ensayista y poeta; José M. Barea Velázquez, documentalista; María José Plasencia, psicóloga; Víctor Jiménez Jiménez, pensionista; María del Pilar Couceiro, hispanista y poeta; Herminio Trigo, maestro; Encarni Bello, maestra; María Luisa Díaz Salazar, funcionaria; Lourdes Ramos Pro, abogada; Quinten Jiskoot, técnico de turismo; Carmen García Lozano, bióloga; Guillermo de Rivas, estudiante; Rosa Isabel Espina, dependienta; Ramón García Mateos, catedrático y poeta; Jerónimo Pachón Ibáñez, médico; Miriam Orti Campos, estudiante; Ana María Lavín, funcionaria; Manuel Artero Baedres, informático y escritor; Inés Magan Uceda, profesora, investigadora y psicóloga; Jéssica Hermoso, estudiante; Marta Irene Cardona, estudiante; Ramón Zurdo, jefe de servicio; María Angustias Criado, administrativa; María Antonia Colomo, desempleada; Ignacio Monclús, filósofo y maestro; Juan Ramón López García, agente vendedor de la ONCE; María J. Echegaray, maestra; María Luisa Roé Sabater, auxiliar sanitaria desempleada; Susana Garrido Sevillano, educadora; Enrique Ibáñez, jubilado; Francisco Paños Santiago, profesor; Manuel Alcalá Ocaña, jubilado; Javier Gancedo Nieto, guionista; Inma Ruiz Ibáñez, narradora oral; Rafi Molina, profesora; Sara V. García Santos, periodista; Trinidad Esteve, profesora; Remedios Molina, maestra; Antonio Martínez de Murge, comercial; María Ángeles de la Serna, filóloga y psicóloga; Inés Teresa Palacio, profesora de comunicación; Mar Tello Ferrer, traductora; Antonio Martín Morales, profesor; Antonio Marquez Muriel, pensionista; Manuela Romero, promotora de publicidad; José Ramón Iglesias, funcionario; Marlene Vicente, trabajadora social; José M. Touriño, director deportivo, María Jiménez Uceda, maestra; Victoria Orozco Pardo, profesora; Juan Cruzado Romero; maestro; Francisco de Villar Dille, cineasta; Inmaculada Cano, humanista y paisajista; Mónica Jiménez Urruticoechea, secretaria; Carlos Blázquez Capilla, economista; Mª Ángeles Meso, poeta; Alicia Giménez, ayudante de biblioteca;  Alfonso Domingo, periodista, director de documentales y escritor; Paola Balboa, profesora; Mª José Gómez Izquierdo, formadora; Carlos Viano, gestor cultural; Clara Castro Ríos, gestora cultural; Félix González, médico psiquiatra; Francisco Javier Samaniego, responsable de departamento de calidad; Verónica Fariña Pérez, auxiliar administrativo; Ana Barrero, documentalista; Melchor Guzmán Guerrero, ingeniero agrónomo; Asunción Ruiz Pérez, autónoma; Javier Gimeno Perello, filólogo y bibliotecario;  Silvia López Álvarez, tecnico de calidad; Idioa Saralegui, técnica de alta exclusión; María Novo Villaverde, escritora y poeta, Pepa Marín Vico, profesora; Ángel Luis López Villaverde, historiador; Virginia Medina Alvarado, diseñadora gráfica; Raúl López Tocci, psicólogo, Mar Bernal Rivas, profesora; Máximo Kinast Avilés, consultor, profesor y escritor; Enrique Villasagra; escritor y periodista; Carmen Durán, profesora; Auxiliadora Ruiz, maestra; Brigitte Hentz, catedrática; Silvia Fois, bibliotecaria;  Joan Gouper, editor; Raúl Campoy Guillén, poeta; Carmen Murillo Alonso, psicóloga; Segunda Pérez, auxiliar de bibliotecas; Tomás Iglesias, científico; Antonio Marín Albalate, poeta; Andrea Alpañas Pastor; psicóloga; Juan Manuel Martín Pérez, actor; Enrique Galindo, escritor y psicólogo; Rosa María Aparicio, funcionaria;  Carmen Mtz.- Pierret, pianista y gestora cultural; Víctor M. González, editor; Noni Benegas, poeta y antropóloga; Mayte González Mozos, diseñadora y escritora; Jehanne van Woerkom, fotógrafa y escritora; Eduardo Suárez, informático; Bernardette Sánchez Caro, pintora y dibujante; María Cristina Paredes, bibliotecóloga; Luisa Fernanda Morán Morales, correctora editorial; Alicia Gómez, perfumista; Guillermo Diamante, profesor; María Dolores Rincón González, profesora; Isabel González Bermejo, dipolmada en enfermería; Catalina Francisca Islam i Fiol, poeta; José Antonio Vega Costales, historiador; Matilde Rodríguez-Castellano, profesora; Inmaculada Carrasco Gómez, arqueóloga y profesora; Esther Martí Barrios, formadora y escultora; Carlos Touriño Matos, comercial; Tachia Quintanar, actriz; Montserrat Torres, profesora; Félix Falcone, arquitecto y profesor de ópera; Josefa Miranda Talaverano, auxiliar de ayuda a domicilio; María del Mar Bernabé, funcionaria de la Administración de la Justicia; María Isabel Bernabé, técnico sanitario.